viernes, 8 de mayo de 2009

Dos miradas del Ávila

Francisco Fernández. El Ávila.

Si existe un tema interesante en la historia de la pintura venezolana, es la evolución del Ávila como objeto de representación. El Ávila se convirtió en tema favorito de los artistas venezolanos desde tiempos del Círculo de Bellas Artes (asociación de artistas y escritores que se desarrolló en Caracas entre 1912 y 1914). Los pintores del círculo se rebelaron contra los postulados clasicistas de la Academia de Bellas Artes de Caracas, para acercarse a una de las corrientes francesas de finales de siglo XIX: el post impresionismo. Entre las preocupaciones post impresionistas, figura la aplicación de las teorías científicas del color y la luz tamizadas por el subjetivismo de cada artista; también hay que anotar el interés por pintar del natural, es decir, en plena observación del objeto de estudio.

Si bien el Círculo de Bellas Artes tuvo una breve duración, Alfredo Boulton (1972) señala que sus postulados serían retomados por las generaciones sucesivas, las cuales tendrían predilección por el estudio del paisaje y convertirían en académicas las ideas que anteriormente fueron de vanguardia. Como uno de los representantes de esta generación, se puede mencionar a Francisco Fernández.

Francisco Fernández nació en el estado Apure en 1897. En 1911, comenzaría sus estudios en la Academia de Bellas Artes. Cuatro años después recibiría una beca para estudiar en Barcelona, España, lugar desde el cual viajaría a París, donde vivió por un tiempo. En 1824, regresó a Venezuela. Uno de sus temas favoritos sería el estudio del Ávila, al cual caracterizaría con una alta luminosidad.

Francisco Fernández, Quebrada de Caurimare (1970)

Al otro lado del siglo, Francisco Vadillo

Francisco Vadillo, español de nacimiento y artista contemporáneo, será otro pintor abocado al Ávila como motivo. Tanto, que sus cielos azul celeste, y su montaña violeta claro rodeada de los verdes campos de Golf han dejado una impronta en la iconografía del parque nacional. Ante el gran incapié que hicieron las generaciones de principio del S. XX en pintar del natural, resulta curioso que este artista viva en España. Él, por el contrario de sus sucesores, pinta de memoria. Podemos inferir que es esa memoria ligada a las emociones, a los sentidos, la que le impele a recrear con nostalgia la grandiosa montaña venezolana. El resultado es un Ávila radiante, una ciudad que se asoma despojada de sus taras urbanas.

Francisco Vadillo. Valle arriba.


Francisco Vadillo, Mañana luminosa (el Country)
Referencias bibliográficas:
Boulton, A. (1974) Historia de la pintura en Venezuela. Tomo III. Época Contemporánea. Caracas: Ernesto Armitano Editor.

1 comentario:

  1. A proposito de la nota biografica publicada en esta pagina sobre el pintor Francisco Fernandez, encuentro importante se~nalar que la fecha de su regreso a Venezuela ocurrio en 1924 (y no en 1824, como aparece en el texto). Gracias anticipadas por realizar la correccion necesaria.
    Un buen saludo;
    Luis Guillermo Vasquez Fernandez

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